Los ecos del temporal de diciembre pasado sigue llegando a través de la memoria, pero sobre todo cuando uno levanta la mirada y observa el arbolado y parte de la infraestructura de la ciudad. Si bien de a poco se va reconstruyendo y fueron grandes los avances que se lograron, está claro que alcanzar la normalidad va a llevar tiempo. El caso de La Nave (espacio cultural independiente de Bahía Blanca) es dramático.
El viento que el día trágico superó con sus ráfagas los 180 kilómetros por hora levantó de cuajo casi la mitad del techo del segundo galpón del espacio. Chapas completas adheridas a sus hierros estructurales aparecieron varios metros más allá, abajo, sobre la gramilla. Un desastre.
Desde aquel día se paralizaron las actividades culturales dentro de ambos galpones, con lo que eso significa para el barrio Noroeste y aledaños. Si bien varios ingenieros (cuatro) ya visitaron el lugar y afirmaron que el primer galpón no corre ningún riesgo de derrumbe, los responsables del centro quieren que todo esté en óptimas condiciones antes de arrancar.
Uno de ellos es Damián Velozo, quien además de dar clases se pone al hombro, junto con un nutrido grupo de personas, el renacimiento de su segunda casa. Para eso organizaron el pasado fin de semana un festival al aire libre y así recaudar fondos para sostener al menos, lo que ya está.
"Si bien sabemos que necesitamos millones para arreglar todo, a lo que nosotros apuntamos es a la convocatoria y al apoyo de la gente. Eso es lo más importante", aclaró Velozo.
--¿Qué elementos necesitan para volver a las actividades adentro del espacio?
--Chapas para el segundo galpón, hierros estructurales para reemplazar lo que se voló y después mano de obra.